02 DECALOGO. No jurarás el nombre de Dios en vano

Kieslowski propone una fuerte y sensible crítica al segundo mandamiento bíblico desde una postura religiosa que condice con la obra altruista de los hombres, nos muestra a un médico que se relaciona con la vida en forma cotiadiana alimentando a sus pájaros enjaulados y cuidando a sus plantas y con la enfermedad en el hospital de su ciudad.

A su vecina que padece angustiosamente frente a la incertidumbre de no tener certeza sobre la posibilidad de su esposo enfermo y de su embarazo extramatrimonial.

Entre estos personajes se desarrolla el hilo crítico sobre el segundo mandamiento. Al médico se le solicita certeza sobre un diagnóstico a fin de resolver su vecina la acción que deberá realizar.
La acción humana fundamentada en una falsedad, en un engaño, en una mala acción profesional, posibilitará la continuidad, la prevalencia de la vida frente a la destrucción.

Kieslowski enfrenta el destino y nos muestra que aquellas acciones que solo las debe realizar Dios, según al mandato bíblico del antiguo testamento, las pueden realizar los hombres y lograr el fin que hasta el mismo Dios compartiría.

Los detalles simbólicos rondan las escenas: el enigmático hombre que está siempre presente en las definiciones entre la vida y la muerte, las gotas de agua que marcan el avance de un tiempo que lentamente va llenando el recipiente, la abeja salvando su vida, nos van incorporando sensaciones que van generando el clima necesario y propio del film.

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